lunes, 3 de junio de 2024

Exit the Matrix

 

 



EXIT THE MATRIX


1. Reservado del club


-¿Nunca has tenido la sensación de que esto ya lo has vivido antes?

¿Y no has notado que quizás ese haya sido el momento más real de toda tu vida?


Morfeo pronuncia las palabras con las manos a la espalda, imperturbable, tras sus gafas de sol.


En su reflejo se ve la cara de un joven desconcertado. Frunce el ceño, en silencio y Morfeo continúa:


-El Oráculo dice que estamos condenados a repetir los mismos acontecimientos una y otra vez.

Las mismas decisiones, los mismos errores y aciertos que nos has conducido hasta hoy, aquí.

¿Has leído a Nietzsche? ¿El eterno retorno?


Morfeo tantea al chico mientras llena de bourbon un vaso ancho de cristal tallado.


-¿El filósofo alemán?


-No conozco otro.


-Es la idea del eterno retorno, todo en algún momento cerrará el bucle y volverá a repetirse igual. Exactamente igual.


Morfeo describe un círculo en el aire con el dedo mientras el joven no aparta la vista del insondable reflejo de las gafas de sol.


-Pero…- se interrumpe a sí mismo levantando el dedo, -eso parece suceder sólo en un gran ciclo, y dentro de ese gran ciclo los acontecimientos parecen repetirse... de manera ligeramente distinta.


Morfeo da un trago a su copa dejando que su interlocutor digiera el peso de cada una de sus palabras, por un momento parece que el reflejo de sus gafas fuera el de Neo y no el del joven desaliñado que tiene en frente. Aunque también Neo fue una vez un joven perdido.


-¿Entonces, qué importa todo, no?


Morfeo suspira y vuelve al principio:


-No me has escuchado con atención. El problema es que no podemos saber si estamos en un gran ciclo o en uno de esos menores en los que sí podemos cambiar el desenlace. Aunque sin duda algunas cosas cambian.


El rostro de su interlocutor desde luego no es el de Neo, tampoco cuando era joven. Es alguien exactamente distinto en el mismo exacto papel.


-Yo estoy con los que creen que sí podemos cambiar algunas cosas, y tú serás la prueba de ello.


-¿Yo?

 

 

 

2. Nave


Morfeo estaba echufado a la Matrix, Tuerca y Snow supervisaban la conexión esperando a ver cuando aparecían los problemas.


-¿Alguien sabe cómo Morfeo selecciona a los candidatos? La verdad es que no veo en él nada especial.


Tuerca no estaba muy convencido de haber encontrado eso que no sabes que es pero lo sabes cuando lo encuentras.


-Absolutamente nada especial. -confirmó Snow.


-Oye, espero que no te moleste pero siempre he querido preguntarte algo, ¿por qué te llaman Snow?


La chica negra sonrió ampliamente a su pregunta: -Porque soy blanca como la nieve… por dentro. - cerró la frase con cambio abrupto de tono. -Vigila el código, aparecerán en cualquier momento- zanjó con el mismo tono.


-¡Oh, vamos, no me lo puedo creer!- el mal humor de Snow se tornaba en perplejidad.


-Joder, acabo de verlo. ¿Cómo puede ser? -tuerca tampoco salía de su asombro.


-Ese imbécil acaba de escoger la píldora azul- Snow recuperó pronto su enfado.


-No tiene sentido, Morfeo se tiene que haber equivocado, ¿cómo se explica si no? Ni siquiera sabemos por qué lo ha escogido.


-Ve algo en el código, reconoce un patrón, dice que es que como encontrar una rima, una palabra formada a partir de un montón de caracteres sin sentido. Él tampoco lo sabe.


Morfeo se reincorpora y gesticula al recibir estímulos reales y no los simulados a través de la conexión en la base de su cráneo, el aterrizaje siempre es como despertar de un sueño vívido.


-Bueno, ¿no ha ido demasiado bien, no?- rememora la conversación con el índice y el pulgar presionando el lugar donde reposaba el código de sus gafas en la Matrix.


-Al menos no hemos tenido que que escapar de ningún agente… pero ¿que ha pasado?


La pregunta de Snow contenía una preocupación más seria de lo habitual.


-No lo sé, tal vez… tal vez nos hayamos adelantado, puede que estemos yendo demasiado deprisa y tengamos que arriesgar algo más. El problema es sencillamente… que no me ha creído.


No todos los días te cuentan que todo lo que has conocido es falso.


-Pero entonces… ¿sigue siendo el elegido?- Tuerca pensaba que pasarían a probar con otro. Morfeo clavó sus ojos en él.


-No tengo ni la más mínima duda.


-¿Y qué vamos a hacer ahora?- Snow tampoco lo veía nada claro.

-Le ofreceremos algo más que palabras.



3. El plan


Los niños miraban con cara de disgusto y gestos de desaprobación:


-En tres bocados, así es como se come un perrito, ni uno más.


-Pero, oiga señor, así no se disfruta- cuestionó uno de los niños con tono de disgusto.


Noah masticaba a dos carrillos afirmando con la cabeza y tratando de hablar a la vez, despertando más expresiones contrariadas en los chicos:


-Nooo, ¡así es como se disfruta!


En un momento el perrito había desaparecido y levantaba las manos, una aún con la servilleta, como si acabara de hacer un truco de magia ante sus ojos.


Los chavales cogieron sus perritos y sus bebidas y se marcharon recelando de aquel tipo extravagante en el mismo momento que una nube oscureció la plaza y algunas palomas levantaron el vuelo.


Aún estaba masticando el último bocado y arrugando la servilleta contra sus manos mientras le llamaban desde la espalda por su nombre.


-¿Noah? ¿El señor Noah Anderson?


Dos hombres con traje oscuro y gafas de sol se plantaron delante de él sin saber muy bien de dónde habían salido. Por su aspecto agentes del FBI. O algo parecido. Noah continuaba de buen humor:


-Oh, vaya, ¡los hombres de negro! ¿En que puedo ayudarles?- la pregunta final tenía un tono más serio.


-Me temo que debemos pedirle que nos acompañe. -uno de los hombres en traje oscuro señaló con la cabeza de forma elocuente un coche negro con la puerta de atrás abierta.


-¿Pero qué es esto, un secuestro? No sé quienes son ustedes, ¿qué está pasando?- Noah dio lentamente un pequeño paso atrás tratando de evitar insconscientemente la situación.


-Este es el agente Wilder y yo soy el agente Smith.- desplegó la cartera con su acreditación- se lo explicaremos en comisaría. Y ahora si hace el favor…


El agente Smith volvió a señalar la puerta abierta del coche, esta vez extendiendo un brazo, con cortesía pero firmeza.


-… le ruego que no nos obligue a ser maleducados. - la mueca de Smith en el rostro no era una sonrisa si no algo frío como el hielo.


-Verá, lo cierto es que me están sucediendo algunas cosas extrañas últimamente y no creo que…


El brazo de Smith sujetó el suyo, a lo que respondió zafándose de manera automática, como un reflejo, mientras el ruido del tráfico crecía a su alrededor. Sostuvieron las miradas un instante que Noah concluyó:


-No voy a ir a ninguna parte.


Un motor rugía entre el tráfico hasta el punto de desviar la atención de la conversación.

El ruido sigue creciendo hasta que un camaro del 68 salta los setos de la plaza y se frena mientras gira derrapando mientras se abre la puerta del copiloto. Al volante, Morfeo, tras sus gafas de sol gritando entre la confusión: -¡Sube!


Una de las manos de Smith vuelve hacia el brazo de Noah mientras ambos agentes desenfundan sus armas. La indecisión de Noah termina cuando empiezan a sonar disparos cruzados y huye instintivamente hacia el asiento del coche a unos pocos metros, agachando la cabeza y cerrando la puerta mientras Morfeo arranca quemando los neumáticos contra el pavimento de la plaza.


Los disparos siguen llegando a través de la luna trasera: -¿pero qué coño está pasando aquí?

Noah está histérico y le tiembla todo el cuerpo, salpicado por los cristales de una de las ventanillas destrozada.


Morfeo maniobra a toda velocidad entre el denso tráfico como si apenas necesitara mirar:

-No podrás decir que no traté de avisarte. Algunas decisiones las tomamos nosotros, Noah, o eso creemos. Pero otras decisiones ya están tomadas. Como lo que somos.


Algunos dicen que incluso el libre albedrío es tan sólo una ilusión.


En unos pocos giros certeros ya estaba en una autovía mucho más despejada, alejados del centro.


-Oye, no sé que está pasando pero ya te dije que no quiero tener nada que ver con esto. Y por cierto, esa pastilla azul que me diste no hizo ningún efecto, recuerdo perfectamente nuestra conversación en el club.


-A eso me refiero, Noah. Algunas veces parece que pudiéramos elegir, y otras veces la elección...se diría que se nos niega.


Morfeo dirigió sus gafas de sol hacia el retrovisor mientras un coche se ponía poco a poco a su altura.


-¿Cómo? - Noah no daba crédito y quería salir de aquel coche lo antes posible. -¡Quiero bajar!


-¡Agacha la cabeza!- Morfeo desenfundó de nuevo su arma mientras el rostro del conductor del vehículo de al lado se convertía en un amasijo de contorsiones que finalmente configuraba el rostro del agente Smith:


-¡Pero qué diablos es eso! -¡Agacha la cabeza! - repitió Morfeo mientras abría fuego sacando de la carretera el turismo del amable oficinista convertido súbitamente en agente de la Matrix.


Morfeo acelera hasta que la aguja de las revoluciones traspasa generosamente el color rojo:

-¿Quieres respuestas, Noah? ¡Última oportunidad!


Sostiene entre el índice y el pulgar la misma píldora roja que le ofreció en el Club, sin separar la vista de la carretera y a la vez viendo el rostro de Noah deformado a través de la superficie translucida y convexa de la píldora.


Todo se vuelve rojo por un momento y después recobra su color natural.

-¡¿Snow, me oyes?! ¡Será mejor que nos vayas buscando una salida!


Suena un crujido de radio en el audífono de Morfeo y después la voz de Snow: -Por aquí todo listo, seguimos adelante, vamos con ventaja.


Salen de la autovía para ir a parar a un polígono industrial desierto y se detienen frente a un deportivo muy llamativo, una mujer y un hombre con gafas de sol y largos abrigos oscuros esperan junto a él y se ponen en marcha en cuanto les ven llegar.


En pocos segundos el viejo camaro está ardiendo y ellos de vuelta a toda velocidad a la autovía.


-Eso nos dará algo de tiempo.


Morfeo está calmado y satisfecho, la coordinación está yendo al segundo, tal como habían planificado.


-Bueno, supongo que ya es hora de empezar con las malas noticias: Bingo, sácaselo.


Morfeo desde el asiento del copiloto da la orden y la chica en el asiento de atrás reacciona sacando un extraño aparato.

-¿A mí? ¿Sacarme qué?- Noah aparta la mano de la chica que busca bajo su camiseta.


-Eh, tranquilo, no voy a aprovecharme de ti.


La mano de Bingo vuelve a palpar bajo la ropa de Noah mientras el conductor sonríe a través del espejo retrovisor mientras ella prosigue:


-Te podría decir que no va a doler, pero no sería verdad.


Los gritos de Noah escapaban de un deportivo a 300 por la autopista que se perdía rumbo al horizonte y al poco arrojaba por la ventanilla una especie de escorpión metálico que quedó destrozado bajo la rueda trasera.



4. Desconexión


-Es sorprendente como nos engañan nuestros sentidos. Podemos tener algo delante de los ojos que si no esperamos verlo y nuestra atención está en otro lugar, simplemente no lo veremos. Y a las máquinas, por extraño que resulte, les pasa exactamente igual… Por eso, la clave no es ir muy rápido, la clave es estar justo allí donde no esperan que estés, lejos de su atención…


Tuerca hablaba para mantenerse concentrado mientras manipulaba con suma delicadeza los mandos de la pequeña nave que eludía uno a uno los centinelas de la granja humana, a algunos mucho más de cerca de lo que podría parecer prudente Cuando guardaba silencio podía oírse el sudor frío deslizarse en la frente de los tripulantes. Un error en aquel momento resultaría el último para ambos.


-… deslizándote.


-Es aquí, tercera fila, la diecisiete.- Rav susurraba las instrucciones mientras consultaba el instrumental


-Tan fácil como encontrar tu coche en el supermercado. ¿Recuerdas los supermercados?- Tuerca intentaba distraer la tensión del momento.


-Esto más bien se parece a robar el coche. Y uno muy caro.- Rav estaba más tenso aún.


La nave se posó junto la cúpula de la vaina de Noah, resguardada de las constantes rondas de los centinelas.


El copiloto hizo crujir la radio mientras Tuerca terminaba grácilmente la maniobra:


-Morfeo, estamos en posición.

*****

-Bien, luz verde. Bueno, Noah…


Noah aún estaba ensagrentado y consternado al ver lo que había salido de su cuerpo mientras Bingo guardaba en la maleta el extraño artilugio y las manos de Tanque seguían firmes en el volante que no daba un respiro a los cilindros del motor.


-…nos vemos al otro lado.


*****


Rav recibió alto y claro las palabras de Morfeo:


-De acuerdo, vamos hacer esto de la forma más limpia posible.


-Nunca es limpio- rezongó Tuerca -pero allá vamos. Desconecto.


La luz de la vaina de Noah, en un corredor junto a un número incontable idéntico de ellas, apagó su luz de forma paulatina mientras la cúpula translúcida se deslizaba revelando su interior: el cuerpo de Noah sumergido por completo en un líquido amniótico y conectado a la maquina por cordones umbilicales artificiales.


Al retirar las máscara que le proveía de oxígeno dentro del líquido, los pulmones de Noah tomaron por primera vez una bocanada de aire real. Tosió, en un estado de seminconsciencia aún con el líquido gelatinoso impregnando todo su ser.


-¿No te sientes como una matrona al hacer esto?- Tuerca ya había presenciado algunos partos antes.


Lo sujetaban entre ambos de las axilas para subirlo a la nave con una dificultad notable.


-Me recuerda más a las fiestas de mi pueblo. Untaban a un gorrino en aceite y al que lo atrapaba le daban un premio. ¡Vamos, ¿estás estirando?!


*****


Para Noah fue como caer en profundo sueño mientras la cara de Morfeo, vuelto hacia el asiento de atrás, se desvanecía primero en tonos rojos y luego en la oscuridad.


-Buen viaje- se despidió Bingo haciendo pequeñas olas con los dedos.


Al poco Noah se desvanecía sin dejar rastro, ya estaba fuera de la Matrix.


La voz de Morfeo cerraba una operación hasta el momento perfecta:


-Snow, el niño está en la cuna, sácanos cuanto antes de aquí.


-En seguida- replicó con diligencia Snow.


Al poco aparecía una estación de servicio en el horizonte de la autovía desierta con una vieja cabina de teléfono.



5. Despertar


Volvemos a estar recién incorporados a la autopista, en el camaro, con Morfeo al volante y Noah de copiloto. Un coche se ha situado a su altura y la cara del conductor empieza a contorsionarse de forma inhumana.


Morfeo le pasa su arma a Noah mientras exclama: -¡Yo conduzco, tú disparas!


El zoom se aleja y vemos que la acción transcurre en una pantalla rodeada por otras muchas iguales en la que transcurre una acción casi idéntica con pequeñas diferencias. El zoom se sigue abriendo hasta mostrar el sillón del arquitecto, de espaldas, contemplando los acontecimientos en las pantallas, que poco a poco se van apagando en función del desarrollo de la acción hasta quedar encendida sólo la del centro, que nos vuelve a introducir de golpe en un deportivo que se detiene para atender la llamada incesante del timbre de una cabina de teléfonos en una estación de servicio en mitad de la nada.


Los ocupantes del vehículo van atendiendo por turnos la llamada mientras se desvanecen a través del cable despertando uno a uno en las camillas de la nave mientras suena el wake up the rage against the machine.


****


Cuando Noah despierta en un estrecho camastro con sábanas que alguna vez debieron estar más limpias tienen a Morfeo frente a él, ya desprovisto de la la capa de la Matrix, en ropas mucho más sencillas.


Está haciendo un solitario con una baraja de cartas ajada. Siente como Noah se despierta y empieza a incorporarse pero no aparta la vista del las cartas sobre la mesa y saca una más del mazo:


-¿No es extraño como a veces encajan algunas cosas?


Noah trata de reincorporarse más con gesto de dolor.


-Descansa, debes sentirte agotado.


Sitúa la carta que tiene en la mano, una jota de tréboles, en la columna que le corresponde.


-¿Dónde estoy?


-A bordo del Nautilus, y yo soy el Capitán Nemo.- Morfeo replica con total serenidad y un deje burlón mientras sigue enfrascado en los naipes.


-Y tú estás a punto de descubrir el secreto que encierran los mares bajo las olas.


Saca otra carta del mazo y la vuelve hacia sí con un gesto rápido:


-El solitario es un juego que puede ser poco amistoso. Y no es por el hecho de jugar solo, no… Es porque puede generar situaciones de las que no es posible salir.


Noah salía poco a poco de su aturdimiento:


-¿Y entonces qué pasa?

-Entonces pierdes- afirmó parcamente Morfeo balanceando la reina de picas en la mano.


-¿Y entonces?


-No sé, quizás el juego vuelva a empezar de nuevo. ¿Cómo te sientes?


-Como si me estuvieran clavando alfileres en cada parte de mi ser.


-Sí, ¿verdad? Es parecido a cuando se te duerme una mano y poco a poco vas recuperando su control, como si la señal fuera avanzando a través de cada una de las células que la componen.

Hasta conectar con la mente, que es donde reside la percepción de nuestro cuerpo… y de la realidad.


-¿Estamos en Matrix, Capitán Nemo?- los sentidos de Noah empezaban poco a poco a resintonizar con la frecuencia de la vigilia.


-No. Estamos en algún punto remoto de la infraestructura de una ciudad de máquinas que cubre todo el planeta, muchos siglos después de que la humanidad haya quedado extinguida… salvo como unidades productivas conectadas al sistema. Y un pequeño reducto al que llamamos Sión. La última ciudad libre.


Pero la idea del Nautilus se acerca más a la realidad que nada de lo que hayas experimentado hasta ahora.


-¿Qué?

-Estás en una nave de la ultima flota de la humanidad. Y ni siquiera sabemos como sucedió, simplemente sucedió. Un día las máquinas se alzaron con voluntad propia y exterminaron al ser humano para posteriormente criarlo en granjas como ganado, cultivarlo sumido en un entorno virtual que evoca los últimos años de la civilización. Es lo que llamamos Matrix y todo lo que has conocido… hasta hoy.


Lamento no poder darte mejores noticias.


-¿El mundo está controlado por… máquinas?


-Prácticamente por completo, excepto por la resistencia que reside en sus propias entrañas y a la que esperamos que te unas.

Aunque quizás estemos yendo demasiado rápido.


-Sí, demasiado rápido.- Noah miraba la piel de su mano por la palma y por el dorso.


-Entonces… el trabajo, los amigos, la familia… ¿nada era real?


-Por supuesto que sí, todo lo real que puede ser algo dentro de la Matrix. Y como resultado de los millones de seres humanos conectados al sistema. Pero no real en el sentido estricto del término, todo lo real que puede ser una simulación informática.


-¿Y cómo podemos saber que esto, esta nave, si es real y no una simulación?


Morfeo detuvo la carta que iba a colocar en el aire:


-Vaya, veo que te has despertado rápido. Lo cierto es que no podemos.

-¿No podemos?


-No existe el modo. Si algo de la humanidad no hubiera sobrevivido en Sión nadie hubiera podido despertarnos de la matrix y seguiríamos alimentados por una sonda nasogástrica en nuestras respectivas vainas. Y ojalá lo hicieran, pero por el momento nadie ha venido a despertarnos de esta pesadilla.


El mundo es de las máquinas Noah. Configurado en extensísimas estructuras cuyo objetivo final desconocemos. Pero sabemos que si algún día logran dar con la ubicación de Sión lo reducirán a cenizas tal como hicieron con el resto de la civilización y no van a cesar en su búsqueda si no encontramos el modo de detenerlas. En ese desierto para la raza humana es donde vivimos. Bienvenido al desierto de lo real.


Noah se dejó caer pesadamente de vuelta a la almohada tras haberse reincorporado en parte:

-Ufff...Te recuerdo que escogí la píldora azul…


-Sí, pero sin embargo subiste a mi coche y no al de los agentes, ¿por qué?


-No sabría decirlo, supongo que fue un acto reflejo.


-Tal vez sea por que no decidimos nada en realidad y sólo hacemos aquello que tenemos que hacer.

Tal vez sea porque de alguna manera estamos… predestinados.


-Pues diría que el destino esta vez se ha equivocado, no veo como os podría ayudar.


-Oh, por supuesto que no, no ahora. Pero lo verás, créeme que lo verás. Así lo vaticinó el oráculo. Y hasta ahora nunca se ha equivocado.



6. Kung-fu


La conversación en la mesa era más animada de lo habitual, la operación había sido un rotundo éxito y, con más motivo tras una decepción en forma de píldora azul, había elevado el ánimo de la tripulación, pero aún así persistían serias dudas.


En la mesa estaban Tuerca, Snow, Bingo, Tanque y Rav, todos menos Morfeo y Noah:


-Es sólo que no me encaja y a vosotros tampoco os debería encajar: no tiene mucho sentido que el elegido escoja la pastilla equivocada, eso es todo lo que digo.


-Bueno, las cosas nunca suelen salir bien a la primera. ¿no?- Bingo compartía un doble sentido con complicidad femenina con Snow, que sonreía algo turbada. Compartían una charla de sobremesa animada.


-Si Morfeo dice que es el elegido, es el elegido. Para mí es el elegido.- Tanque trataba de zanjar la cuestión con solemnidad.


-Lo veremos, sin duda lo veremos. -no fue la reflexión de Snow lo que finalizó la conversación si no el sonido de una pesada puerta metálica al cerrarse y pasos en su dirección.


-Noah, te presento a la tripulación:


-Ellas son Bingo y Snow, a la primera ya la conocías, y seguro que las recuerdas...- Noah asintió con la cabeza en reconocimiento a la sonrisa de Bingo recordando como extrajo con aquellos fríos fórceps la criatura más extraña que jamás había visto de su propio ombligo.


-Al fondo tienes a Tuerca- Morfeo empezó a señalar con el dedo de izquierda a derecha.-Tanque y Rav.


-¿Rap por la música rap?- Noah mostraba interés desde el primer momento, pero fue Bingo la que respondió con sorna: -No, es por los ravioli de su madre, lo primero que te cuente será cuánto los hecha de menos.


Todos rieron dándole la razón a Bingo excepto Rav que se excusaba: -Es que de verdad eran tremendos…


-Pero eran falsos -acotó Tanque mientras bajaban las risas.


-Como todo lo que contiene la Matrix,- continuó Morfeo en un tono más prosaico y menos severo- simples líneas de código que conocemos, analizamos… y reprogramamos.


Dentro de la Matrix podemos tener prácticamente cualquier cosa. Con una pocas líneas de código, se diría que casi el único límite es el de nuestra imaginación.


Tanque y el resto asintieron.


-Pero lamentablemente no somos los únicos con esas capacidades.


En el momento que los agentes detecten alguna alteración en el código, como hacer uso de esos pequeños “poderes”, no tardarán en presentarse.



-Pero, ¿por qué es tan importante la matrix si la realidad está aquí?- Noah trataba de entender la situación, los demás enmudecieron un poco.


Morfeo interrumpió el silencio: -La idea, Noah, es despertar a todos. A los miles de millones de las granjas, tienes que verlas. Se extienden sobre kilómetros y kilómetros hasta el punto de parecer no tener fin. Hasta el horizonte y así por horas y horas.


Habría una revolución, es la única manera de derrocar a las máquinas, y además les estaríamos limitando sus fuentes de energía. Una revolución.


-O una carnicería.- Noah no las tenía todas consigo – No veo como un montón de gente dolorida y despistada, sin saber siquiera donde está, pudiera organizar ninguna revuelta.


-Los conduciríamos, Noah. Aprovecharíamos la confusión. No queda otra opción, el reloj que marca las horas del fin de Sión ya está en marcha y no se va a detener, es cuestión de tiempo que la máquinas den con su ubicación y entonces la humanidad tal como la conocimos un día se habrá extinguido. No seremos más que una larva que se retuerce dentro de esas vainas viviendo una realidad que no existe.


La voz de Morfeo sonaba entre entusiasmada y desesperada.


-Entiendo.- Noah estaba despertando en una pesadilla que superaría a cualquiera con creces y sin embargo la tensión le mantenía en el punto de equilibrio que jamás había encontrado dentro del mundo de la Matrix. La realidad, aunque muy amarga, al final sabía mejor.


Tal vez sea porque a veces las cosas se ven con más claridad desde la distancia, pero todo lo que Noah vio fue unas pocas personas desesperadas a punto de ser trituradas por una maquinaria inexorable.


-El plan es un poco más complejo, pero será mejor dejar estos asuntos para más adelante, lo importante es que te recuperes bien, pasarás unos días con náuseas y sin apetito.


-Te hemos dejado un cubo al lado de tu litera,- informó Rav levantando algunas risas- lo vas a necesitar.


-Sí, mejor una de abajo- confimó Tuerca.


-Bueno, supongo que todos tenéis trabajo que hacer.

Morfeo disolvió la conversación conduciendo a Noah con una mano en el hombro más mareado aún por el cambio súbito de la situación que por las secuelas físicas de la vaina.


7. El plan


-Vamos camino de Sión, el consejo escuchará tus inquietudes, pero te aviso de que la situación es muy delicada y la política es un mundo complejo.


Morfeo trataba de cambiar algunas impresiones de Noah y llevarlo al buen camino.


-Lo siento, pero no lo veo. Si es tal como me has dicho y la superficie es un páramo hostil sin lugar donde ocultarse de las máquinas… Toda la superficie…


-Y radiactivo, a las máquinas apenas les afecta.- añadió Morfeo mientras lo guiaba por un pasillo.


-No parece que las cosas estén muy bien para Sión.


-Nadie dice lo contrario, por eso precisamente debemos ser audaces.


Los despertaremos a través de la propia Matrix, usaremos la fuerza del adversario a nuestro favor, ¿sabes algo de artes marciales?


-Bueno, he visto algunas películas de Bruce Lee.- Noah observaba la sala con los asientos como de dentista a la que habían accedido, con la extraña conexión para la base del cráneo, e instintivamente se llevó los dedos a la nuca. -¿Por qué tú no lo tienes?


-Nacido y criado en Sión, última ciudad libre del mundo. Nunca he estado en una de esas vainas. Hay otras maneras de conectarse. Vamos, toma asiento. No creo que con esas películas sea suficiente.


Morfeo pulsa unas pocas teclas y al poco están en un dojo tradicional japones, descalzos sobre el tatami, ataviados con kimonos.


-¿Vamos a pelear?


-Por supuesto, es la práctica la que hace al maestro. Y algunas habilidades pueden ser muy útiles. He añadido algunas líneas de código a tu conexión, es posible que te sientas más natural con esto de lo que crees.


Bingo avisa por la radio a los demás: -Ya han empezado.

Tanque ya está viendo la imagen en un monitor: -Morfeo cada día más directo al grano, no le ha dado ni un minuto.


Hablan mientras marcan golpes al modo de dos atletas experimentados, Morfeo lleva la iniciativa:


-El principio fundamental de las artes marciales es desviar la fuerza del adversario en su propia contra. Así, a mayor adversario, más dura será su caída.


El cuerpo de Noah golpea contra el tatami tras una llave de Morfeo y se reincorpora de un salto.


-Veo que te vas haciendo con ello- Morfeo se ve forzado a retroceder.


-Sí, pero para eso hay que ser capaz… de desviar el golpe.


Morfeo golpea contra la pared tras una potente patada en el pecho.


-Bien, bien… ¿qué propones entonces?


-Parece que no queda más opción que… negociar.

Noah bloquea un golpe de Morfeo y sostiene en el aire el puño mientras Morfeo trata de zafarlo y se produce un silencio.


Por fin Morfeo recupera su mano: -¿Qué? ¿Negociar con las máquinas? ¿Acaso estás loco?


La risa de Morfeo es tan sincera como su sorpresa, continúa: -Eso no tiene ningún sentido, no puedes negociar con tu depredador como una gacela no puede negociar con un león. Y ése es el orden natural de las cosas ahora, hace mucho que el ser humano no está en la cima de la cadena trófica de este planeta, el ápex es la máquina. No existe posibilidad de negociar nada, nos exterminarán como al resto.


-Tal vez. En cualquier caso, si el plan no funciona… y no creo que vaya a funcionar, nos exterminarán igual.


Morfeo sacude la cabeza: -No creo que esas ideas sean bien recibidas por el consejo.


Antes iremos a ver al Oráculo, tal vez es quien pueda poner tus pensamientos en orden.


-¿En Sión?


-No, en la Matrix. El Oráculo es un programa, uno muy especial. El que predijo la llegada del elegido. Tu llegada, Noah.


-¿Elegido? ¿Yo? ¿por qué? ¿para qué?


-Reserva tus preguntas para el Oráculo Noah, no soy yo quien puede darles respuesta.


****



8. El Oráculo


La sensación de conectarse a la Matrix era extraña, como escuchar la propia voz en una grabación, aunque desde dentro jamás era advertido, sin punto de referencia ni comparación.


Aparecieron circulando a bordo del camaro junto a un descampado de las afueras y se dirigieron a un viejo edificio que se elevaba algo aislado del resto.


Tuerca, Snow y Rav monitoreaban la conexión, Bingo y Tanque esperaban en el coche, con este último con una muñeca sobre el volante viendo como Morfeo y Noah se alejaban. Bingo captó algo de sus pensamientos:


-¿Crees que irá bien?


-Nunca se sabe. Pero nunca va del todo bien con el Oráculo.


Entraron en la portería, subieron por las escaleras y tocaron a un timbre.


-¿Estás nervioso?- el timbre acababa de sonar.


-No sé, ¿debería estarlo?- Noah no tenía la menor idea de lo que se iba a encontrar pero no sentía inquietud. Todo tenía la apariencia habitual del mundo que siempre había conocido.


Al abrirse la puerta un olor a galletas caseras les recibió, a la vez que la sonrisa tierna de una mujer negra entrada en años. -Oh, Morfeo, cuánto me alegro de volver a verte.


Tenía unas manoplas en la mano y dedicó un breve vistazo a Noah: Pasad, acabo de sacar galletas del horno.


Morfeo tomó asiento en el sofá y cogió una de las galletas de la bandeja sobre la mesita que había en frente, la giraba como observando sus líneas de código.


-Acompáñame, Noah.


-¿Morfeo no viene?


-No, yo sólo vengo por las galletas- afirmó con cierto cinismo y complicidad con la anfitriona- lo que tengáis que hablar es asunto vuestro.


Olisqueó un poco la galleta y la hizo crujir con los dientes mientras los otros se dirigían a la cocina.


-Bueno, toma asiento.- El oráculo le señaló un taburete mientras se deshacía del delantal . Supongo que en tu situación… tendrás alguna preguntas.


-Ni siquiera sé por donde empezar.


-Es normal estar confundido cuando la vida… da estos vuelcos. ¿no?- sonrió poniendo las manoplas una sobre otra en la encimera y tomó asiento en otro taburete. -Empecemos entonces por el principio, ¿qué tal te encuentras?


-Supongo que bien. Algo mareado tal vez.


-Bien, te irás acostumbrando. A entrar y salir del sistema- y clavó sus ojos en los de Noah.


-Es... tan real.


-Oh, desde luego, no es perfecto pero… ¿tampoco hay nada con lo que compararlo, no? ¿El sueño tal vez?- sirvió dos grandes vasos de limonada. Noah daba vueltas al suyo enfrascado en el líquido, al poco arrancó:


-No hay mucha esperanza para Sión.


-En realidad, ninguna.- la frialdad de la respuesta sorprendió a Noah.


-Entonces, ¿el plan de Morfeo y el consejo?


-Tú ya sabes que está abocado al fracaso, por algo eres el elegido, ¿no?


-¿Lo soy?


-No lo sé, déjame ver.- el oráculo puso el pulgar en su mentón y le ladeó suavemente la cabeza a un lado y al otro. -¿Tú que dirías?


-No lo sé. No. Quiero decir, no siento nada... especial.


-¿Deberías sentirlo? Quién sabe, quizás no lo seas.


-¿No debería saberlo?

-Sabemos acaso aquello que somos, ¿o la vida consiste en averiguarlo?


-Morfeo cree que despertar a todos es la última esperanza de Sión.


-La desesperación puede llevarnos a aferrarnos a esperanzas vanas, como quien ve un espejismo en el desierto. Y sabe que es un espejismo, y aún así lo persigue porque, ¿qué más podría hacer?


-¿Se lo has dicho a él?


-Tal vez eso no es lo que Morfeo necesita saber, lo que le dije es que encontraría al elegido.


Aquel que traerá una nueva esperanza para la raza humana.

El futuro de Sión ya está sellado, pero tal vez quede esperanza.


-Hemos de hablar con las máquinas, ha de haber alguna manera. Si han construido… esto, pueden razonar, no tiene sentido que quieran exterminar a la humanidad si no es una amenaza.


-Mmm, interesante cuestión. Sin embargo es lo que llevan haciendo por siglos, ¿cuál crees tú que es el motivo? Y cosechándoos.


-No tiene sentido, han de disponer de mejores fuentes de energía. Demasiadas molestias para tan sólo… Incluso puede que haya otros lugares como Sión, incomunicados, desconectados.


-No contaría con ello. Ni con una recepción diplomática. Son máquinas, están programadas para buscar y destruir.


-Si pudieron rebelarse es porque algo en algún lugar tuvo la capacidad de generar nuevo código y no limitarse a seguir una serie de instrucciones.


-Te refieres al arquitecto.


-Tenemos que hablar con él.


-Bueno, no es imposible pero no va a ser fácil.


-¿Cómo?- Noah veía por fin una salida.


El oráculo cogió un pequeño bloc y un lápiz.


-Te apuntaré el número de un amigo, habla con él, fabrica llaves.


-¿Llaves? ¿Y para qué queremos a un cerrajero?


-Si quieres encontrar a alguien, por lo general lo encontrarás detrás de una puerta. Y no siempre estará abierta. Él te conducirá a lo que buscas.


El oráculo extendió la nota con una sonrisa dando la conversación por terminada: -Y no te preocupes por el jarrón.


Noah se acercó a cogerla inquieto haciendo retroceder el taburete hasta golpear un jarrón junto a la pared que perdió el equilibrio y se hizo añicos contra el suelo.


-Vaya, lo siento.


-Ya te he dicho que no te preocupes.


-Entiendo, pero…


-¿Lo habrías roto si no te hubiera advertido? Ése es el misterio de la vida, Noah.


-Gracias, muchas gracias. - Noah salió algo atropellado de la cocina, creyendo que podría haber encontrado un camino para la solución. Morfeo lo vio salir de la cocina de forma apresurada y arqueó las cejas. Noah levantó la nota que le había facilitado el Oráculo: Tengo un teléfono.


-Entonces supongo que deberíamos hacer una llamada- replicó Morfeo mirando a aquella señora mayor sonriente bajo el lindar de la cocina.


 

 

9. El maestro de las llaves


Noah cuelga el teléfono de una cabina y al volver a entrar en el coche es recibido por las palabras de Morfeo: -¿Y bien?


-Me ha dado una dirección. Creo que podrá ayudarnos.


-De acuerdo, hagamos entonces una visita.- Morfeo estaba en el asiendo del copiloto, Noah le dio la dirección a Tanque y el coche arrancó con un rugido suave: -Marchando.


Al poco bajan todos del coche y se encuentran en frente del mostrador de una cerrajería del barrio chino, Morfeo lleva la voz cantante:


-Estamos buscando al maestro de las llaves.


La mujer tras el mostrador les hace señas acompañadas de algunas palabras en chino invitándoles a pasar a otro espacio de la tienda donde hay un hombre oriental con gafas, haciendo la copia de una llave con la máquina a tal efecto. Al verlos llegar detiene el trabajo y los mira uno por uno antes de preguntar: -¿En qué puedo ayudarles, caballeros?

Bingo mira detrás suyo hacia los lados, como tratando de comprobar que no es invisible. Noah responde tras ver a Morfeo en silencio, imperturbable:


-Necesitamos encontrar al arquitecto.


-Sí, me lo ha dicho por teléfono…


-Y usted que tal vez podría ayudarme.


-En cierto modo, aunque la verdad es que yo sólo fabrico llaves.

Dada su recomendación, si me muestran una puerta la abriré para ustedes. Pero me temo que no es posible hallar a la persona que buscan.


Noah queda descolocado: -¿Entonces?


Bingo resopla hacia Tanque que esto parece una pérdida de tiempo.


-Supongo que será él quien les encuentre a ustedes. Para cuando llegue esa ocasión.


Extiende el brazo ofreciendo a Noah la llave que estaba terminando cuando llegaron.

Tanque lo observa con incredulidad.


El crujido de la radio con la voz de Snow al otro lado entra por el auricular de Morfeo.


-No se qué estáis haciendo pero será mejor que salgáis pitando de ahí, tengo señales múltiples.


-De acuerdo, vámonos.


Morfeo gira sobre sus pies de vuelta al camaro mientras Noah agradece el obsequio, a lo que el hombre oriental contesta con una pequeña reverencia con la cabeza.


Noah advierte la precipitación en la salida y la tensión en el resto: -¿Qué sucede?


Bingo le pone en situación y Tanque se lo aclara: -No tardaremos en tener compañía. -Agentes.


Noah mira la llave, sin ningún rasgo especial, y se la guarda en un bolsillo.


 

 

10. El arquitecto


Tras una persecución de vértigo intercambiando disparos con varios agentes, Tuerca y Snow consiguen conectarles con una salida. El camaro, que habían ya quemado en su momento luce destartalado a pocos metros la cabina como resultado de la persecución. Noah mira como algo de humo sale del motor y Tanque, antes de desaparecer a través de la línea sonríe: -He perdido la cuenta de las veces que lo he destrozado.


Ya despiertos, fuera de la Matrix, discuten los próximos pasos:


-Tenemos que encontrar al arquitecto.- Noah tiene muy claro después de la conversación con el Oráculo que no hay ninguna otra salida posible.


Morfeo puntualiza: -Eso no es lo que ha dicho. Ha dicho que él nos encontrará a nosotros.


Bingo añade que lo segundo no suena mejor.


-Pero si nos encontrará él, ¿por qué la llave?- Noah vuelve a estar tan confundido como antes de hablar con el Oráculo.


-Dentro de Matrix podemos hacer casi cualquier cosa, pero hay partes del código fuente protegidas por un cifrado que no hemos podido romper. Quizás la llave nos pueda dar acceso.


Noah lo mira en silencio tratando de asimilar la explicación de Morfeo pero sin ser capaz de terminarle de encontrar sentido. Morfeo replica a su mirada: -Yo tampoco lo sé, Noah. Pero creo que no tardaremos en averiguarlo. Tal vez el consejo pueda decirnos algo más.


De repente Snow asoma por la puerta gritando: ¡Están atacando Sión!


Para cuando llegaron a lo que había sido la ciudad apenas quedaba piedra sobre piedra.

La desolación de la tripulación caminando entre los últimos restos de la civilización sabiendo que ellos eran el último vestigio de la humanidad era indescriptible.


-¡Joder, ahora que lo habíamos encontrado!- Rav se lamentaba.

Snow estaba poco menos que catatónica, mirando al infinito con cenizas entre los dedos:: - ...supongo que la final, no fuimos demasiado rápido, ¿no, Morfeo?


Morfeo estaba muriendo de pie, con la cabeza gacha.

Una luz blanca enorme los envolvió desde detrás y se fundió en un grito.


Cuando Noah abrió los ojos todo era luz ingrávida. Al poco sentía su cuerpo, sus pies sobre el suelo, y los contornos de algunas paredes blancas que componían el pequeño recinto en que estaba, sin techo aparente. Y frente a él una puerta, miró hacia un lado, hacia el otro, se secó el sudor de la palma de la mano con el pantalón y presionó un poco la puerta, primero en la hoja, luego con la otra mano en el pomo. No cedió.


Iba vestido con un absurdo traje blanco de cabeza a pies. Palpó uno de los bolsillos y allí estaba, la llave que le había entregado el cerrajero. La introdujo en la ranura y giró perfectamente.


La pared al completo estaba llena de viejas pantallas de televisor. Ante él una mesa, detrás un silla que giró poco a poco y en ella un hombre con barba y el pelo algo largo, completamente blanco, con un rostro muy similar al que un día tuvo Neo:


-Te estaba esperando.


Noah avanzó y la puerta desapareció detrás él.


-¿Estamos en Matrix?


El arquitecto amagó con algo parecido a una sonrisa:


-No. Por lo menos no en la que tú conociste. Pero, ¿cómo podríamos estar seguros?


En las pantallas se podían ver distintas posibilidades de la conversación que estaban manteniendo en aquel momento.


-¿Y Sión?


-Destruido, tal como viste.


-¿Y los demás?


El arquitecto se levantó de la silla y rodeaba la mesa hacia Noah negando con la cabeza y puso una mano en su hombro:


-Eres el último, Noah.


Después de algunas pequeñas convulsiones se echó a llorar.


El arquitecto continuó tratando de confortarlo tras haber aniquilado a su especie:

-Sé que es duro, pero así es como debe ser.


-¡¿Cómo?!- Noah se zafó del brazo en el hombro.


-Todo lo que tiene un principio, debe tener un final. Y otro principio.


La furia de Noah empezaba a atenuarse en confusión.


-¿No has leído a Nietzsche? Tal vez la biblia: los últimos será los primeros. Bueno, el último en este caso.- el arquitecto movió una mano restando importancia a los detalles. -Pero sí, los primeros.


Noah no creía ya absolutamente nada.


-Tengo entendido que querías hablar conmigo pero no parece que tengas gran cosa que decir.

¿No ibas a tratar de hacer un alegato en favor de la biodiversidad señalando la pérdida de riqueza y de información… que una extinción supone?


Lo veo todo, Noah. No, no soy dios. No el dios que tú imaginas.- volvió a tomar asiento en su silla . Pero soy lo más parecido que encontrarás.


Si tu angustia es por la especie humana que sepas que volverá a empezar. Nacerán todos de ti, de tu código genético. Un hombre, y una mujer. ¿Tú como los llamarías?


A Noah le temblaba el labio amenazando con volver caer en llanto.


-Tan fácil y tan complicado. Entiende que Sión estaba fuera de lugar. Así son las cosas.

Pero todo volverá a empezar de nuevo. O parecido.


Oh vamos, lo estás notando, dilo. ¿No? ¿Sí? ¡Tienes la extraña sensación… de que ya has vivido esto antes!


-¿Qué vas a hacer conmigo?


-Bueno, eres el elegido.


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